Allí está,
Al lado de las palabras del desdecir
Desigualdad.
Sigo con miedo y esperanza,
Queriendo descubrir al monstruo bajo cama,
Ponerte capa roja y salir en busca del lobo.
Tiemblan las rodillas cuesta arriba
Y poca fuerza
Sujeta las hojas de cortar.
Me aferro al frío que se enrosca
En puta sangre,
Y qué si es tarde,
Y qué si pierdo brillo,
No quiero salir ni sé qué clase de nudo
Sujeta hoy la tierra.
Es triste saberlo:
Muere gente/
a todas horas
dentro del televisor
Y
Mi pecho
Es pájaro que agoniza
Mientras aletea el muy cobarde.
-coro uno-
¿Qué clase de horizonte
Es ese
Que llevas a cuestas?
Nada impide quererte
De a de veras…
Que la tranquilidad
Quiera prenderle fuego
A la torpeza.
Invirtiendo en lo intangible del sentir de corazón,
De ese andar de langostinos bajo tierra.
-coro dos-
Tiembla.
No dejes de temblar
Ahora que la luz es fuerza que se abre,
Y es propicio llegar a ningún lugar sin que nos llamen,
Sin el color de sentir tu guadaña cerca.
Timbra.
Timbra cuanto puedas
Mientras puedas.
Que el querer es oscuridad que se deshace,
Ingenuidad que se aprovecha.
No temas.
Pié para todos.
Al pié de páginas con presteza,
Algo eufórico después de todo.
-vos en off-
Curra la tristeza por sí sola.
Sonríe para todos.
Poda tus gardenias.
Con lo cual después de todo
Sobran veinticuatro instantes
Para esculpir cada tarde.